La
rivalidad entre Jenny y Pame venía de lejos. Por una parte, se trataba de
la clásica confrontación entre dos tías buenas, pues las dos gustaban de
ser protagonistas y atraer la mirada de los hombres y a ninguna le gustaba
tener competencia cerca.
Por
otra parte, sus novios se encargaban de picarlas continuamente y las chicas
habían pasado de mirarse mal a odiarse del todo. Debido a ello cuando sus
novios las propusieron organizar una pelea entre ellas para saber quién era
realmente la más hembra, las dos aceptaron sin dudarlo, ambas deseando
zurrar a su rival delante de los dos hombres.
Dani
se encargó de buscar un sitio tranquilo y llamó a su amigo Darío para
hablarle del tema y pedirle prestada su finca como escenario del combate.
Darío accedió naturalmente y además acordaron que estaría presente como
espectador imparcial para grabar en video la pelea.
Unos
días después, un nublado domingo por la mañana, las dos chicas y sus novios
se presentaron en la finca como estaba acordado. Darío les esperaba con
unas cervezas y la tensión se palpaba en el ambiente, con las dos bellas
mujeres sin mirarse siquiera, pero evidentemente decididas por sus caras de
concentración.
Tras
unos minutos de cháchara entre los hombres, en los que Darío enseñó a los
novios la cámara con la que iba a grabar la pelea y de la que luego
mandaría copias a ambos., todos se dirigieron al jardín y Darío propuso que
la pelea se desarrollara en la gran extensión de césped que había entre la
casa y la piscina. Pamela escuchó y simplemente asintió, pero Jenny comentó
sarcástica.
---Que
más da, la putilla rubia va a acabar llorando donde sea.
Pame
no dijo nada, pero por primera vez se la veía nerviosa. Luego Darío y los
novios hablaron de la ropa que las dos llevarían durante el combate. Tras
un poco de discusión, Darío propuso que usara camisetas y pantalones cortos
de los que su mujer tenía en la finca, y fue aceptado por los dos chicos, y
que ambas pelearan descalzas también, pero a petición de Dani, se permitió
que las chicas llevaran también calcetines blancos.
Darío
entro en la casa y salió unos minutos después con la ropa, sugiriendo a las
chicas que entrasen en los baños de la piscina a cambiarse. Las dos
cogieron las prendas y se metieron cada una en un baño, mientras Darío
preparaba la cámara y los novios, ya impacientes, se retiraban a un lado de
la pradera para ver por fin a sus novias frente a frente.
Darío
empezó a grabar mientras las chicas, casi a la vez, salían de los baños.
Los pantaloncitos y las camisetas de su mujer les venían un poco pequeñas y
las marcaban las curvas y los pechos de forma muy erótica. Las dos tenían
puestos los calcetines y avanzaron hacia Darío, que las indicó que se
pusieran cada una a un lado de la pradera, bien separadas. Las dos chicas
se alejaron cada una hacia un lado, con Pame mirando al suelo y Jenny
sonriente lanzándoles besos a los chicos.
Luego Darío,
sin parar de grabar, se acercó a Pame primero y la preguntó:
--- ¿Preparada?
La
rubia, evidentemente nerviosa, respondió.
---No sé,
no sé si esto es buena idea.
Darío
la dijo que la decisión era suya, pero preocupado por quedarse sin
espectáculo, añadió:
---Puedes
decir que te retiras y ya está, lo que se va a reír la maciza de Jenny
sabiendo que te ha acojonado, jejeje.
Eso
devolvió el brillo a los ojos de Pame, que rápida contestó:
---Esa
payasa no me asusta.
Darío
añadió:
---¿Seguro?.
Ya sabes, la pelea es sin reglas.
Pame
dudaba de nuevo, pero con zorrería adelantó un poco sus tetas estupendas
hacia la cámara y hacia Darío mientras decía:
---Tú
me ayudarás si me va mal, ¿no?.
Darío
hizo un gesto que podía significar cualquier cosa y Pame pareció darse por
satisfecha, especialmente cuando escucho también a su novio gritándola ánimos
desde fuera de la pradera. Viendo que Pame al final si iba a tener ovarios
para pelear, Darío dándose la vuelta se dirigió al otro lado, donde estaba
Jenny.
Jenny
no estaba nada nerviosa. En realidad , parecía impaciente, saltando un poco
sobre sus blancos calcetines, como calentando. Sin que Darío la dijera
nada, Jenny riendo pregunto:
---¿Que
te decía la putita rubia?, ¿tiene pánico?.
Darío
contestó:
---Un
poco, ¿tu no?.
Jenny
se rió contestando:
---Para
nada, llevo meses esperando agarrarla, ya verás la mano de ostias que la
voy a dar.
Darío
la advirtió también:
---Cuidado,
ya sabes que la pelea es sin reglas.
Jenny,
riendo de nuevo fieramente, respondió:
---La
única regla es que la rubia me va a comer el coño por puta y por pringada,
lo vas a ver tú y los chicos.
Y
luego añadió:
---
Luego tu grabación la colgamos en internet, para que su familia vea
lo zorra y perdedora que es.
Darío,
tras haber comprobado que las dos chicas estaban de acuerdo en enfrentarse,
se apartó un poco mientras seguía grabando y las dijo que adelante, que
podían empezar.
Las
dos avanzaron lentamente, ninguna quería precipitarse ni cometer un error y
a dos metros se detuvieron, Pame muy seria y Jenny sonriendo de oreja a
oreja. Viendo la expresión de la rubia, la morena dijo burlándose:
---Zorra
tonta, te voy a reventar.
Y sin
más se lanzó sobre Pame, que la esperaba con las uñas por delante. cabeza
junto a cabeza, las dos se agarraron girando de pie por la hierba como si
bailaran, sin que se viera dominio de ninguna.
Jenny
tenía el pelo de Pame cogido con sus dos manos y la rubia tenía a la morena
agarrada por las orejas. Las dos daban tirones moviendo a un lado y a otro
la cabeza de su contraria, intentando hacerla retroceder.
Ninguna
daba un paso atrás, pero la presa de Pame en las orejas de Jenny era
bastante más dolorosa que la de Jenny en el pelo de la rubia, lo que quedó
claro por los grititos de dolor que empezó a soltar la morena. Pame se dio
cuenta del momento de flaqueza de su rival y haciéndola agachar la cabeza
tirando de sus orejas se dispuso a darla un rodillazo en la cara.
Pero
Jenny estaba solo dolorida, seguía entera y girando ágilmente a un lado
esquivó el rodillazo de la rubia, que quedó por un momento desorientada. Fue
solo un segundo, perola morena no necesitaba más y con un puñetazo animal
contra la cara de su enemiga la derribó.
Jenny
se acercó a su caída contrincante para patearla, pero Pame levantando sus
dos piernas se preparó para soltar la una coz. Con Jenny buscando una
entrada en la defensa de la rubia y dando círculos , Pame con la espalda en
el suelo y las dos piernas levantadas y flexionadas esperaba el ataque de
la morena para golpearla.
Tras
dar dos vueltas alrededor de su enemiga, la morena no encontraba hueco, por
lo que hábilmente fintó hacia un lado y cuando la rubia giró Jenny se lanzó
sobre ella, en el césped.
Sentada
en el suelo, con su torso apoyado contra el de Pame, Jenny intentaba
controlar a la rubia sujetándola de las muñecas, pero solo pudo agarrarla
una . Con su mano libre Pame cogió el pelo de la morena tirando con fuerza,
pero perdió un tiempo precioso.
Ignorando
el dolor en su cabello, Jenny tiro de la muñeca que tenía cogida y puso el
antebrazo de Pame entre sus muslos, cerrándolos luego con fuerza y dejando
el brazo atrapado entre ellos. Luego se centró en el otro brazo de la rubia
y finalmente consiguió agarrarla también por la muñeca y tras un breve
forcejeo lo puso contra el cesped, manteniendola agarrada.
La
rubia se vio sujeta, atrapada, y comenzó frenética a retorcerse y a patalear,
todo su cuerpo sensual agitándose y debatiéndose. Su fuerza y determinación
eran grandes y quizás hubiese logrado escapar, pero Jenny no estaba
dispuesta a darla ninguna oportunidad.
Con su
brazo libre, la morena comenzó a dar a Pame puñetazos en la desprotegida
cara, como un martillo pilón, insultándola con cada golpe a gritos.
---Zorra---una
ostia---Guarra---otra ostia---Perra---otra ostia---Puta---otra
ostia---Cerda---otra ostia.
La
cara de Pame se iba poniendo roja por los golpes y la rabia impotente de
sentirse sujeta y golpeada. Sus pataleos histéricos no cesaban, hasta el
punto en que sus ceñidos pantaloncitos se rompieron por el medio, dejando
claro que la rubia no llevaba bragas.
Mientras
los insultos seguían hiriendo sus oídos y los puños de Jenny su cara , en
uno de sus pataleos Pame golpeó con su rodilla la espalda de la morena y la
rubia se dio cuenta de que esa era su única opción de escapar.
Con
todas sus fuerzas, la rubia comenzó a dar rodillazos en la espalda de Jenny,
que sin soltarla seguía dándola golpes en la cara. Durante medio minuto las
dos continuaron así golpeándose entre gritos de rabia y dolor.
Pero
bien porque los golpes de Pame fueran más fuertes o bien porque la
resistencia al dolor de Jenny fuera menos, los gritos de la morena se
hicieron más fuertes y sus golpes más flojos mientras la rubia no cejaba en
su empeño de soltarse.
Finalmente
Jenny ya no aguantó más y soltando el brazo de Pame se giró para cabalgarla
y librarse de sus rodillazos. Sin embargo Pame no estaba aún vencida y
viendo que la morena se disponía a montarla adelantó su cabeza para
morderla en el cuello.
La
morena fue rápida y apartándose un poco logró salvar el cuello , pero los
blancos dientes de la rubia se clavaron en su hombro, haciéndola aullar de
dolor. El mordisco fue brutal y la morena no pudo evitar que Pame la
empujara, haciéndola rodar y separarse ambas unos metros.
Con los
ojos encendidos por la batalla las dos se levantaron y en ese momento
comenzó a llover. Mientras las gruesas gotas caliente caían las dos gatas
se miraban rabiosas, con síntomas claros en ambas de que la pelea está
siendo muy dura. La camiseta de Jenny está rota y una marca de sangre
aparecía en su hombro donde la gata rubia la había mordido salvajemente.
Peor aspecto tenía Pame, con su cara colorada e hinchada por los
muchos golpes, pero ella también parecía decidida como su enemiga a no dar
un paso atrás.
Viendo
su camiseta rota con un gesto orgulloso la morena se la quitó, quedando en
topless. La rubia solo dudó un momento y después se quitó también la
camiseta y después viendo que sus pantaloncitos estaban desgarrados se los
quitó también, quedando desnuda y con solo los calcetines blancos puestos.
Sin cortarse, Jenny también se quitó los suyos, quedando tan desnuda como
la rubia, con los calcetines blancos algo teñidos del verde césped.
Mirando
la cara estropeada de la rubia, Jenny dijo con chulería:
---Te
estoy dejando guapa, putilla.
Pame
antes no había contestado a las puyas en insultos de la morena pero ahora
dijo furiosa:
---¡Hija
de puta!, te voy a joder viva.
Y sin
más pausa se lanzó a por la morena, que también avanzó hacia ella. esta vez
las dos no se trenzaron, sino que comenzaron a lanzarse golpes, muchas
tortas y algún puñetazo.
Darío,
bastante cerca de ellas, no perdía detalle grabándolo todo. El cuerpo de
las dos chicas relucía del agua que seguía cayendo y los hombres miraban el
cuerpo escultural de Jenny y el aún más sensual de Pame, mientras ellas
gruñían como animales mientras se golpeaban.
Poco a
poco se vio que las dos usaban una táctica distinta. La morena golpeaba
casi todo el tiempo la cara de Pame, mientras esta se centraba más en
atizar a Jenny en el cuerpo y los pechos.
Un par
de minutos después sus golpes se iban espaciando aunque ambas seguían
lanzando sus puños con la rabia que tenían dentro. La cara de Pame
estaba hecha un poema. A los fuertes golpes que Jenny le había dado
mientras la tenía atrapada había que sumar los que estaba recibiendo ahora,
algunos muy claros y nítidos. Sus labios estaban hinchados al doble de su
tamaño y sus mejillas también, sus ojos empezaban a parecer dos ranuras y
su nariz esta roja como un pimiento. Darío podía ver un podo de sangre en
la boca de la rubia, señal de que algún diente había sido bien tocado por
los golpes de la morena. Jenny por su parte parecía mucho menos castigada,
apenas sin marcas, pero los golpes recibidos en su pecho y costados la
había quitado mucho aire y su respiración era mucho más entrecortada y
acelerada que la de la rubia.
Angustiada
por la falta de resuello, Jenny lanzó un golpe demoledor intentando noquear
a la rubia, pero sus movimientos fueron muy evidentes y agachándose un poco
Pame lo esquivo, contraatacando con un gancho cruel contra la teta
izquierda de la morena y luego otro muy rápido contra su desprevenido
estómago.
El
puño de Pame pareció hundirse en la barriguita de Jenny y esta cayó al
suelo como un saco de patatas, quedando de rodillas, con las dos manos en
su muy dolorido estómago y sin apenas aire.
Sin
perder un segundo, la rubia agarro a Jenny con una mano del pelo y con la
otra la arañó la mejilla, dejando varias marcas rojas en la cara de la
bella morena. Luego repitió el movimiento en la otra mejilla, mientras el
agua que caía por el cuerpo de Jenny empezó a teñirse de rojo por las
heridas que las uñas de la cruel morena habían provocado.
Jenny
gritó de dolor y espanto al llevarse la mano a la herida cara y retirarla
manchada de sangre y exclamó.
---¡Perra!,
me has marcado.
La
fiera Pame sonrió y acercó de nuevo su mano a la cara de la morena,
dispuesta a arañarla de nuevo. Pero Jenny no pensaba dejarla hacerlo de
nuevo y esta vez fue ella la que adelantando la cabeza mordió los dedos de
Pame, que abrió la boca en un mudo gesto de dolor.
Mientras
Jenny la mordía la rubia veía las estrellas, con dos dedos dentro de la
boca de Jenny, que parecía querer arrancárselos. Desesperada por soltarse,
Pame no se lo pensó dos veces y su pie se lanzó en una patada bestial
contra el coño de la arrodillada morena, alcanzándola con el empeine en
plena almeja, y casi levantándola del césped por el impacto.
Jenny
cayó de lado en posición fetal, con las manos entre las piernas, rugiendo
de dolor, mientras la rubia se frotaba los doloridos dedos, con las marcas
de los dientes de la morena en ellos. Luego Pame se acercó a Jenny y se
puso tras ella. En un movimiento felino y salvaje, la rubia dejo caer todo
su rodilla con todo su peso sobre la cabeza de Jenny que quedó desmadejada,
solo medio consciente.
Entonces
la rubia se tumbó en el suelo a su lado. Pame con calma puso entre sus
piernas la cabeza de Jenny, con la cara de la morena apretada contra el húmedo
y peludo coño de la rubia, y tumbándose de lado la dejó atrapada en una
tijera al cuello y cara, eficaz y humillante.
Con
un brazo atrapado entre un muslo de pame y el césped y el otro sujeto por
la muñeca, Jenny estaba cazada, y en cuanto empezó a espabilarse la rubia
comenzó a apretar con sus piernas, ahogando a la morena vencida.
En
favor de Jenny y su coraje hay que decir que intentó soltarse a pesar de
estar claramente dominada y vencida, con su cuerpo casi insensible tras la
brutal patada a su conejito, pero ella todavía intentó soltarse débilmente.
Con
poca fuerza, una de sus piernas se extendió, intentando dar a Pame, que con
malicia se la agarró con su mano libre. La situación de Jenny era patética,
con sus brazos y una pierna sujetos y su nariz respirando el olor del sexo
de la hembra que la estaba sometiendo.
Viendo
los absurdos intentos de la morena por escapar, moviendo débilmente la
única pierna libre que tenía, Pame apretó más fuerte la tijera y gritó a
los novios que se acercaran.
Los
dos hombres se acercaron y vieron a la ya muy ahogada morena boquear en
busca de aire, su boca y nariz a solo un par de centímetros del chocho de
Pame.
La
manera en que la rubia la tenía la pierna agarrada hacía que las piernas de
Jenny estuvieran muy abiertas, exponiendo del todo sus sexo, húmedo por la
lluvia. Viendo divertida las expresiones de los hombre, Pame dijo:
---Darío,
ven aquí y graba un primer plano del coño de esta puta barata.
Darío
así lo hizo, sin oposición ninguna ya por parte de la vencida y entregada
hembra que había perdido. Luego movió la cámara haciendo un zoom sobre el
coño de pame y la cara de Jenny atrapada en la tijera. las lágrimas rodaban
sin parar por las heridas mejillas de Jenny y era evidente que el final
estaba cerca.
Sin
nada de aire ya la boca de la ahogada morena se abrió y para mayor vergüenza
de la vencida amazona, su lengua salió entre sus labios, ahogada, tocando
el ardiente sexo de su vencedora, que con un apretón final de sus muslos la
dejó inconsciente.
Lo
último que Jenny escucho antes de la oscuridad fueron las risas de Pame cuando
la húmeda lengua de la asfixiada morena tocaron su clítoris.
Cuando
despertó, media hora después, Pame y su novio ya se habían ido, llevándose también
la cinta de video. Jenny esta dolorida y avergonzada, pero Dani y Darío la
consolaron, diciéndola que había sido muy valiente y que la pelea había
estado muy igualada.
Jenny
se confortó pensando que todo había pasado y que nadie sabía lo ocurrido
sin saber que a esas horas Pame ya había colgado en la red la escena de la
vencida morena sometida entre sus muslos entre lágrimas, junto a los
primeros planos del abierto coñito de la morena.
FIN
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