viernes, 22 de octubre de 2010

RELATO - LAS TENISTAS

Las tenistas

Por: Sandra

Fui testigo de una espeluznante pelea entre dos chicas que jugaban al tenis. Estaba en un centro deportivo y las dos chicas estaban dentro de una cancha cerrada por una alta reja de alambre estilo gallinero..

Una era morena, de piel bronceada, bajita, melena rizada hasta los hombros y ojos oscuros, pechugona y un poco regordeta. La otra era una rubia bastante alta, le sacaba casi una cabeza de estatura a su compañera, esbelta y atlética, cola de caballo hasta la mitad de la espalda, culo saliente y tetas realzadas por el sujetador. Ambas vestían con la ropa normal para este deporte, falda corta, camisa sin mangas y zapatillas, todo de blanco o crema.

Habían cerrado la puerta de la cancha con un palo y hablaban entre ellas mientras jugaban, cotilleando de sus conocidos. La morena comenzó a hablar de su nuevo amiguito y dijo: "Javier es un bruto. Me lo hace a lo bestia, sobre la alfombra." La rubia respondió: "¿Ah si? Pues conmigo lo hace en la ducha" Durante unos segundo reino un silencio TOTAL. Luego la morena grito "¡Zorra!" La rubia respondió "¡Sucia puta!" y se lanzaron la una a la otra. Chocaron de frente como dos locomotoras sin frenos y cayeron al suelo tirándose de los pelos. Rodaron por la pista, que era de hierba, y la rubia se puso encima de su enemiga, arañándola la cara.

"Te voy a dejar arreglada, bruja" gritó. La morena mordió una pierna de su atormentadora haciéndola chillar y así logro quitársela de encima. A continuación agarro con las dos manos la teta izquierda de la rubia y comenzó a estrujársela y retorcérsela como si fuera una bayeta de fregar, arrancándole parte de la camisa en el proceso. La rubia quedo de espaldas con su adversaria montada encima y esta comenzó a machacarle la cara golpeándola con el canto de sus puños. "Te voy a hacer una cara nueva, cabrona".

La rubia logro agarrarla por el pelo y la descabalgo tirando con fuerza. Sin soltarla, se incorporo y comenzó a correr por la pista, arrastrando a la morena tras de si. Cada vez que la morena intentaba levantarse, recibía un rodillazo en la cara. "Te voy a enseñar a no robarme a mi hombre, pendeja." gritaba la rubia. Mientras tanto, los que estabamos fuera intentábamos entrar y separarlas pero la puerta estaba atrancada y era imposible trepar por la reja. No podíamos hacer nada excepto mirar asombrados aquella carnicería. La morena logro agarrar la pierna de la rubia y la hizo caer.

"Vas a salir de aquí llorando, maldita forra" gritaba mientras le sacaba la zapatilla y el calcetín y la retorcía el pie. La rubia le pateo en la cara con el pie libre y quedaron de rodillas frente a frente. La rubia era un poco mas alta incluso de rodillas y se irguió amenazante acercándose a su rival hasta que sus tetas se rozaban. "PUTA" dijo la rubia escupiendo en la cara a la morena, pero esta no se dejo intimidar y le devolvió el escupitajo gritando "ZORRA". La rubia la arreo una bofetada que sonó como una explosión y que dejo su mano impresa en la cara de la morena. Esta respondió lanzando sus manos agarradas al cuello de la rubia para estrangularla. La rubia contraataco en las abundantes tetas de su rival desgarrando con sus uñas la ropa que las cubría y siguiendo luego con la piel al descubierto.

"Te las arrancaré de cuajo" gritaba. La morena no se amilanó ante esta escalada y subió un peldaño mas en al escala de salvajismo atacando de la misma forma a las tetas de su rival con uñas y dientes. Luego dejo sus mandíbulas firmemente clavadas en el magullado busto de la rubia y ataco con las dos manos su entrepierna. Tras dejarla al descubierto, empezó a arrancar el oscuro vello pubico de aquella rubia. La rubia comenzó a aullar y desesperada agarro la raqueta de tenis y la golpeo en la cabeza. La morena cayo redonda y la rubia se alejo masajeandose su parte dolorida. La morena cogió la otra raqueta y se lanzo sobre la rubia, que la esperaba a pie firme. La morena lanzo un raquetazo a la cabeza de la rubia pero esta se agacho y lo esquivo, lanzando su raqueta contra el estomago de la morena, que cayo doblada en dos. La rubia golpeo la espalda de la morena con tal fuerza que la cabeza de la raqueta se partió. Luego tomo la otra raqueta y siguió vapuleando a su caída rival, pero esta tomo el mango de la raqueta rota y lo uso para aplastar el pie de la rubia. La rubia abrazo a la morena e intento estrujarla.

Los brazos de la morena estaban libres y acepto el desafio abrazándola de la misma forma. Se apretaban la una a la otra como se aprieta un tubo de pasta dentífrica. Sus voluminosas pechugas se aplastaban mutuamente aunque la mayor estatura de la rubia hacia que sus melones, pese a ser mas pequeños, desbordaran a los de la morena y amenazaran con taparla la cara y axfisiarla. La morena respondió mordiéndolos. La rubia hacia lo mismo con sus orejas. De vez en cuando interrumpían los mordiscos para escupirse.

Se pisaban, se arañaban con las uñas de los pies y se asestaban rodillazos mientras sus costillas comenzaban a crujir. La rubia zancadilleo a la morena y cayeron las dos, firmemente entrelazadas. La rubia enlazo sus piernas en torno a la cintura de la morena y comenzó a estrujar con sus cuatro extremidades a la vez. Creí que la rubia, mas grande y mas fuerte, había sentenciado la pelea pero al cabo de unos segundos, la rubia comenzó a chillar y soltó su agarre, intentando apartarse de la morena que continuaba apretando como una tenaza de acero. Comprendí entonces lo que había pasado.

La morena se había salvado gracias a la amortiguación de sus ubres de vaca lechera, mientras que las de la rubia, tapando la cara de la morena, solo habían sido un buen blanco para su dentadura. Sin embargo el asunto no había terminado aun. Cuando la rubia estaba a punto de desmayarse, la morena soltó su presa. Ingenuamente los pocos espectadores de aquella épica pelea de gatas pechugonas, creíamos que la morena se había apiadado de su rival, pero pronto comprendimos su sadismo. La morena continuaba hostigando a la rubia, que intentaba abandonar la pelea. La morena solo pretendía prolongar la lucha. Era estremecedor ver a la gran rubia retroceder asustada de una morenita que media 20 cm. menos que ella; ver el miedo en su cara y el placer en la cara de su dominadora, que jugaba con ella. Entonces la rubia nos miro, como si se hubiera olvidado de los mirones hasta aquel momento. Nos miro y se lanzo contra la morena como un rayo.

¡Antes la muerte que la vergüenza ante extraños! Lo que vino a continuación fue algo demasiado bestial para describirlo. La rubia intento sacarle los ojos a la morena y esta quedo a la defensiva. La rubia procedió a agarrar el pelo de la nuca de la morena y estrellarla la cara contra el poste de la red. La morena le dio un codazo en las costillas y luego rápidamente varios mas. Por cada golpe de la rubia, la morena devolvía dos o tres. La rubia empezó a retroceder. La morena comenzó a burlarse: "Me vas a lamer la conchita igual que lo hace el cuando nos ponemos calientes. ¿Sabes que le gusta arrancarme las braguitas a lo bestia y luego..." La rubia no la dejo decir mas y al grito de "¡Que te jodan!" la ataco como enloquecida solo para recibir una nueva paliza. Tampoco ella ahorraba los golpes y los encajaba como si fuera de ladrillo, pero la morena parecía hecha de piedra, y la piedra es mas fuerte que el ladrillo. Cuando la rubia quedo inmóvil, la morena cogió una toalla de la bolsa y secándose el sudor, se encamino hacia la puerta. Entonces la rubia, que no estaba tan acabada como aparentaba, se levanto y la embistió por detrás, aplastándola contra la valla mientras sus dientes se hundían en su cuello La rubia parecía poseída.

Había tomado la ultima raqueta que quedaba entera y la hundía en la concha de la morena pero esta sonrío, le dio un beso en los labios a su atormentadora y cerrando el puño, lo incrusto en el concha de la rubia. Cuando cayo al suelo la agarro por el pelo de la cabeza y por el pubis, la levanto en vilo y la estrello contra el suelo. Se acabo. Con gruesas palabras la morena exigió que se rindiera. Se neguó y sus uñas comenzaron a torturar los pezones de la rubia. Los brazos de la morena estaban aprisionados por sus rodillas, estaba indefensa y grito de dolor.

Pataleaba pero era inútil. Como se comprenderá, el sufrimiento de la rubia le producía un sádico placera la morena. Entonces para dominarla, la morocha con una mano descubrió su vulva y la apoyó sobre la cara de su enemiga. Los ojos se abrieron desmesuradamente cuando sentió el cosquilleo desagradable de sus negros vellos mojando sus labios. Era el momento sublime, esperado por toda mujer cuando gana una pelea. Tuvo asco y miedo al mismo tiempo. Se dio cuenta que era inútil resistirse y aceptó rendirse.

Con placer dijo: ¡AHORA JAVIER ES TODO MÍO Y GOZARÉ CON ÉL PARA FESTEJAR..! Su promesa fue acompañada con detalles íntimos imposibles de repetir, relacionados con la "vulva victoriosa" de la rival. Las chicas presentes, con risas nerviosas aprobaron las ocurrencias de la morena. sonreía y por largo tiempo disfrutó del humillante momento. Permanecía sentada sobre la garganta y la rubia sentía la tibia humedad de su sexo. Ella advirtió la angustia de su enemiga. Se burló y recordó que le había prometido "dejarla pelada" y otra "denigrante humillación femenina". ¿DÓNDE QUEDARON TUS AMENAZAS..?. Preguntó. Ella no respondió. Para presionar su respuesta, apoyó sus uñas en los ojos y la obligó a reconocerla como la mejor mujer y la mejor amante.

Acto seguido acercó su exuberante monte hasta cubrir su rostro con sus ensortijados pelos. Un frío sudor recorrió su cuerpo cuando vio su ranura vaginal a un centímetro de la nariz y sentí el aroma a hembra de la rival. Entonces se sentó en la cara y se deleitó haciéndole pasar el peor momento de su vida, cuando se canso de que la rubia le lamiera la concha, le dijo prepárate que ahora viene lo mejor, despejo la concha de la boca de su rival vencida, alejándola solo unos centímetros y después de unos segundos la empezó a orinar sobre el rostro, y le dijo "MIRA LO QUE TE HAGO PUTITA MIA" y se reía sin parar, fue algo espectacular ver eso, la pobre rubia solo se dejaba hacer sin oponer resistencia, la baño con su pis toda la cara y parte de sus tetas.

Después, la agarro de la cabeza, saco una tijera y cumplió su promesa, le corto toda la cabellera rubia hasta el último pelo, fue una de las peores humillaciones vistas.