miércoles, 20 de octubre de 2010

RELATO - PELEA ENTRE SEÑORITAS

Pelea entre señoritas

Por: Sandra

Es un error algo generalizado pensar que las riñas femeninas sólo son protagonizadas por mujeres de bajos niveles sociales. No hace mucho, una hermosa dama llamada Erica, rubia (24), de la alta sociedad Argentina, muy celosa desafió por teléfono a una estupenda morocha Roxana (23), de su misma condición para concluir en una pelea entre hembras, la rivalidad que ambas tenían con un importante caballero. El desafío fue aceptado con gran determinación fijándose día, hora y lugar. Las rivales poseían excelentes cuerpos, fruto de agotadoras competencias deportivas y ninguna superaba los 50 kilos. El duelo fue en privado delante de mío y de amigas comunes invitadas para presenciar el evento.

El lugar elegido fue un viejo galpón en un tambo a las afuera de Buenos Aires, propiedad de la familia de una de sus amigas presentes. Una vez enfrentadas, se descalzaron, desnudaron sus pechos en señal de valentía. Para una mayor libertad de movimientos se quitaron las faldas quedando vestidas sólo con sus sintéticas bikinis. Luego de insultarse con el peor vocabulario, prometieron que la vencida "chuparía el sexo de la vencedora" (sic). Las dos eran muy cultas y refinadas, pero las circunstancias de enfrentarse como hembras hacía que se levantaran algunas barreras inhibitorias. Inmediatamente muy furiosas se arrojaron la una sobre la otra. Las acciones fueron salvajes y las dos amantes rodaron abrazadas en un suelo polvoriento mientras se golpeaban y mordían cruelmente. Como es habitual, sus manos buscaban los lugares más dolorosos y favoritos de atacar.

Las prendas que usaban eran muy propicias y varias veces dirigieron sus ataques al sexo de su enemiga con resultados desbastadores. Los gemidos de dolor excitaban a las demás mujeres y yo no cesaba de alentar a mi amiga. Por instantes se separaban para tomar aliento y nuevamente se lanzaban al ataque. En unos de esos momentos, Roxana pudo aplicar una fuerte patada en el estómago de su oponente que colapsó cayendo de rodillas. La desafiante rápidamente fue puesta de espaldas y vencida por una mujer que conocía mejor que ella todos los trucos para ganar. La riña había terminado en 20 minutos. Las adversarias mostraban los estragos ocasionados por las uñas y las dos habían perdido gruesos mechones de cabellos.

Quedé muy ruborizada cuando la ganadora arrodillada, desplazó la entre pierna de su braga y descubrió la exuberancia de su sexo triunfante. Inmediatamente lo apoyó en la boca de Erica. La morena permaneció eufórica sentada sobre el rostro de su rival humillándola a voluntad con su humedad y su aroma. Simultáneamente le hizo notar su superioridad física y sus derechos sobre el codiciado varón. Esto es para que te acuerdes de mi y sepas que soy la mejor...!


Con la mano libre, agarró los cabellos de quien estaba abajo y levantó su cabeza entre sus piernas. Lo hizo con violencia hasta apretar su rosada ranura contra los labios de la vencida. La morocha estaba eufórica por su victoria y comenzó a presionar fuertemente con su sexo la nariz de su víctima hasta que la rubia cabeza apoyó el suelo. La cara de Erica estaba bajo dos gruesos muslos que hacían presión hacia abajo y se estaba asfixiando de manera humillante. Pero lo peor fue cuando con palabras obscenas, le exigió que bese su intimidad a cambio de ser liberada.

¡Una verdadera vergüenza para cualquier mujer... Los puñetazos se sucedieron y la víctima sollozando debió lamer varias veces el clítoris de su odiada rival. Roxana repitia una y otra vez -CHUPA PERRA SUCIA CHUPAMELA BIEN Y DÉJAMELA BIEN LIMPITA PARA QUE TU HOMBRE META SU PIJA..! Y Erika lo afirmaba desde la entre pierna de Roxana "SI ESO HAGO ROXANA, PERO BASTA POR FAVOR"¡Era el final prometido. !. Naturalmente luego de aceptar todas sus caprichosas condiciones fue liberada. El problema quedó resuelto y Roxana se convirtió en la única amante de dicho hombre. Él lamentó no haber presenciado la pelea. Las chicas que presenciamos la riña, comentamos que fue un duelo justo con un tradicional final muy femenino... Para nosotras ya no había dudas sobre quien era la legítima mujer de ese hombre.